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El paciente con cáncer en casa

Cuando alguien en casa padece cáncer el resto de la familia debe aprender muchas cosas para cuidarlo, ayudarle a apegarse al tratamiento y apoyarlo.

Cuando alguien en casa padece cáncer el resto de la familia debe aprender muchas cosas para cuidarlo, ayudarle a apegarse al tratamiento y apoyarlo para sobrellevar los sentimientos que acompañan a esta enfermedad.

Te presentamos una guía de cuidados del paciente en el hogar, donde se explica qué problemas se pueden presentar y cómo actuar al respecto.

Falta de apetito. Puede deberse a cambios en el sentido del gusto o el olfato, a crecimiento del tumor, a deshidratación o por los efectos secundarios del tratamiento.

Hay factores que lo empeoran como dificultad para tragar el alimento, depresión, dolor, náuseas o vómitos.

El cuidador puede darle al paciente de 6 a 8 comidas ligeras al día, ofrecer comidas basadas en almidones (pan, pasta, papas) y proteínas (pescado, pollo, carnes, pavo, huevos, quesos, leche).

Además es necesario mantener bebidas y jugos fríos al alcance del paciente, procurar un ambiente agradable para las comidas y ofrecer licuados de frutas, malteadas o alimentos líquidos cuando el paciente no quiera comer.

Náuseas y vómitos. Pueden surgir a causa de los tratamientos de radioterapia o quimioterapia y aunque muchas personas experimentan poco o nada de vómito; a otras, el sólo hecho de pensar en acudir a una sesión de tratamiento les provoca náuseas y vómitos.

El vómito frecuente puede ser peligroso porque puede conducir a la deshidratación o inhalación de alimentos y líquidos, que puede causar asfixia y otros problemas.

Algunas ideas para el cuidador son cocinar por el paciente o pedir a otras personas que cocinen para evitar el malestar que causan los olores de los alimentos; guardar los alimentos que tengan olores fuertes, usar cubiertos de plástico porque los de metal pueden producir un sabor amargo.

También recomendar al paciente ingerir pequeñas porciones de alimentos con frecuencia, beber lentamente líquidos fríos o chupar caramelos duros de olor agradable.

Fiebre. Se define como temperatura corporal de 38°C o más y usualmente es causada por una infección o por crecimientos tumorales.

Las personas que reciben quimioterapia tienen más probabilidades de contraer una infección porque los glóbulos blancos, necesarios para combatir las infecciones, disminuyen, por eso es muy importante tener a la mano un termómetro oral para revisar la temperatura del paciente.

El cuidador debe poner atención a los escalofríos con temblor y tomar la temperatura del paciente. En caso de fiebre puede ofrecer más líquidos y bocadillos y asegurarse de que el paciente se tome los medicamentos en el horario indicado.

Dolor. El dolor por cáncer que se ha propagado puede ser extenuante y puede impedirle al paciente hacer las cosas que requiere, incluso con los analgésicos de duración prolongada, el dolor a menudo reaparece entre las dosis.

Lo que el cuidador puede hacer es estar atento a las señales de dolor como muecas, quejidos y tensión y ayudar al paciente a tomar sus medicamentos. Se pueden aplicar paños humedecidos con agua tibia sobre las áreas adoloridas o bien intentar con hielo. El masaje suave aplicando presión ligera también puede ayudar.

También se pueden sugerir actividades placenteras para distraer al paciente y planearlas cuando esté lo más despierto y sienta la mayor comodidad.

Desgaste emocional. La ansiedad, miedo, incertidumbre, enojo y tristeza son respuestas normales ante las tensiones que provoca el cáncer.

Es probable que el paciente tenga problemas con sus obligaciones familiares y pierda control sobre los acontecimientos de su vida; los cambios en su apariencia o el impacto del diagnóstico pueden provocar miedo y ansiedad.

Los familiares pueden experimentar sentimientos de culpa y frustración por no poder hacer “lo suficiente”, mientras cuidan al paciente y muchos experimentan estrés al tratar de balancear el trabajo, la atención de los hijos, la atención de sí mismos y otras tareas.

Entre las cosas que puede hacer el cuidador están invitar con amabilidad al paciente a hablar sobre sus miedos pero no presionarlo, escucharlo sin juzgar sus sentimientos, decidir qué pueden hacer para brindarse apoyo mutuo; recurrir a psicoterapia , grupos de pacientes y familiares y apoyo espiritual.

Si el paciente está tomando antidepresivos, el cuidador puede animarlo a continuar el tratamiento hasta que los síntomas se alivien (de dos a cuatro semanas), también es de ayuda asegurarle a la persona deprimida que, con el tiempo y el tratamiento, se sentirá mejor.

Problemas para dormir. Las personas que están bajo tratamiento contra el cáncer pueden cansarse más y es posible que necesiten dormir más de lo acostumbrado pero en ocasiones se produce lo contrario y las personas pueden tener dificultades para dormir.

La causa de los cambios en los hábitos de sueño son el dolor, ansiedad, preocupación, depresión, sudor por las noches o efectos secundarios de los tratamientos.

Para ayudar al paciente a dormir mejor, el cuidador puede mantener la habitación cómoda y en silencio durante las horas de sueño, ofrecer masajes suaves en la espalda o los pies al aproximarse la hora de dormir y ofrecer un bocadillo ligero antes de ir a dormir.

Fuente: Sociedad Americana de Cáncer

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