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La hiperactividad y el déficit de atención

En lugar de decir a los niños con hiperactividad y problemas de atención que estén quietos, quizás deberíamos alentarlos a que se muevan a voluntad, de acuerdo con un estudio nuevo.

En lugar de decir a los niños con hiperactividad y problemas de atención que estén quietos, quizás deberíamos alentarlos a que se muevan a voluntad, de acuerdo con un estudio nuevo.

La hiperactividad es uno de los síntomas que definen al trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o TDAH.

En la publicación Child Neuropsychology, Julie Schweitzer, profesora de psiquiatría y ciencias de la conducta en la Universidad de California, en Davis, y sus colegas dieron a conocer hace poco los resultados de un estudio que involucró a 26 niños y niñas de entre 10 y 17 años, que habían sido diagnosticados con TDAH.

Otros 18 niños sin TDAH fueron usados como control.

Todos los niños visitaron el laboratorio del grupo y se les colocó en el tobillo un monitor de actividad que no interfería con sus movimientos y que podía medir la frecuencia e intensidad con que los niños zarandeaban la pierna, un buen indicador de movimiento inquieto.

Entonces, los científicos hicieron que los niños completaran una prueba computarizada simple de atención y control cognitivo, durante la cual tenían que señalar en qué dirección apuntaba una flecha y oprimir una tecla que indicaba esa dirección. La flecha en cuestión estaba flanqueada por otras flechas, que en ocasiones apuntaban a la misma dirección que la flecha principal y otras no.

Se dijo a los niños que respondieran a la prueba con la mayor rapidez posible, al oprimir la tecla correspondiente apenas aparecieran las flechas en la pantalla.

Entonces repitieron la misma prueba más de 200 veces en rápida sucesión. Después de eso, los científicos compararon la precisión de las respuestas de los niños con datos de los monitores de actividad.

Descubrieron que entre más intensamente se movían los niños con TDAH —con qué ímpetu zarandeaban las piernas— más precisas eran sus respuestas en la prueba. Cuando estos niños estaban relativamente quietos, era más probable que respondieran mal, lo que indicaba que tenían entonces dificultad para concentrarse.

Mientras tanto, el no dejar de moverse no jugó un papel perceptible en el desempeño de los niños sin TADH.

Dichos resultados sugieren que la hiperactividad es fundamentalmente benéfica para los niños con trastornos de atención, dijo Schweitzer, y es probable que se desarrolle para ayudarlos a lidiar con su incapacidad para concentrarse de otro modo.

Fuente: Gretchen Reynolds

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