Mente Saludable

No ignores el primer aviso de suicidio

TerapiaEl impacto que produce en la familia saber que uno de sus miembros decidió quitarse la vida puede ser tan fuerte que, de no recibir apoyo tanatológico, existe el riesgo de que el hecho se repita y la calidad de la vida familiar se deteriore cada vez más.

La mitad de las personas que sobreviven a un acto suicida hace un segundo intento, especialmente si la familia asume que el primero fue un episodio aislado, asegura Alejandro Águila, miembro del Instituto Mexicano de Tanatología.

“El mensaje que envía el suicida es ‘Todos en esta familia estamos enfermos, y, ante ese problema, yo decido ponerle esta solución'”, explica el psicoterapeuta.

“Debemos diferenciar las tentativas de suicidio de los suicidios no consumados; las primeras suelen ser llamadas de atención, pero hay que controlarlas muy de cerca porque suelen repetirse con asiduidad durante las primeras semanas que siguen a la tentativa y existe el riesgo de finalmente consumarlo”, explica el psicólogo Fernando Quintanar en su libro Comportamiento Suicida (Editorial Pax).

Decisión personal

Cuando la acción suicida no se concreta, la familia tiene básicamente dos sentimientos: desconcierto -alimentado por la incertidumbre de no saber qué hacer- y un gran enojo y rabia por la acción de quien quiso suicidarse.

“Algunos piensan que el comportamiento suicida no sólo estuvo dirigido hacia la persona que lo intentó, sino que también lleva un mensaje inconsciente a otro miembro de la familia”, señala Águila.

La madre puede sentir que no ha querido lo suficiente a su hijo o hija; el papá, que no ha puesto la atención necesaria; los hermanos, que siempre los han querido más a ellos; incluso los amigos pueden llegar a culparse por no haberse dado cuenta de lo mal que la estaba pasando el ser querido.

“La persona que recurre a este camino (el del suicidio) busca soluciones para un problema que duele, porque significa una manera de cesar su conciencia y su dolor”, refiere Quintanar.

“Los familiares de un suicida deben entender que ellos no pueden tomar la decisión de que un miembro se quite la vida, pero sí pueden tomar la decisión de hacer algo para que no se la quiten”, considera Águila.

Para quienes buscan evitar que un miembro de su familia muera, lo ideal es pedir ayuda a un tanatólogo para ellos, y a un psicólogo o psiquiatra para quien intentó suicidarse, sugiere el especialista. Esto último, porque 65 por ciento de los pacientes suicidas vive un cuadro de depresión.

Además, el sentimiento de frustración de quien no logra morir es muy fuerte, porque quien lo intenta lo planea con mucha anticipación y, al no lograrlo, debe enfrentar situaciones que ya no contemplaba, como portar la etiqueta de “el que se quiso suicidar”.

La familia debe tener disposición de escuchar lo que tiene que decir quien ya no quiere vivir y no emitir juicios. Tampoco cuestionarlo con “¿Por qué lo hiciste?, ¿No ves que te queremos mucho?” ni agobiarlo con posturas como “Atentar contra la vida es pecado. Dios te va a castigar”.

Los tanatólogos acompañan a la familia en el proceso de comprensión de lo que pasó y la orienta para que tome las acciones necesarias para evitar que se repita el intento.

Fuente: Alejandro Águila

Shares:

Temas Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *