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Cuida tu visión si ves borroso

Cuida tu visión si ves borrosoJorge Limón pensaba que, si las líneas del papel sobre el que trabajaba se le movían, era porque su vista estaba cansada. Decidió comprarse unos lentes, pero la molestia siguió.

En su primera visita al oftalmólogo se enteró de que su ojo derecho ya no tenía remedio, que perdería totalmente la vista; y del ojo izquierdo, nadie se ocupó.

“En mi ojo derecho veía una especie de niebla, mientras con el izquierdo veía bien”, explica Limón, quien se acostumbró a vivir así.

Un día que iba manejando, tuvo que pedirle a su esposa que tomara el volante porque había dejado de ver los autos a su alrededor. Regresó al oftalmólogo, y el diagnóstico fue degeneración macular asociada con la edad.

“Sentía mucha tristeza porque la vista es indispensable. Le decía a mi esposa que hubiera preferido perder el oído, porque con un auxiliar puedes volver a escuchar”, comenta el hombre de 78 años, quien desde entonces no puede hacer su lectura diaria del periódico ni de sus libros.

En México, la degeneración macular es la segunda causa de pérdida importante de la agudeza visual en los adultos mayores, después de la retinopatía diabética.

“Provoca una disminución de la visión central o visión fina, aunque una ventaja es que la visión periférica siempre se conserva. Esto puede tranquilizar al paciente porque no se queda totalmente ciego”, explica René Cano, director del Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valencia.

Esta afección aparece en personas con predisposición genética después de los 60 años. La visión central permite leer, conducir y hacer todo lo que requiere una visión precisa.

“En el centro de la retina se encuentra una zona pequeña que se conoce como mácula, compuesta por millones de células sensibles a la luz que ayudan a crear la visión central”, explica la página web del Instituto Nacional del Ojo, de Estados Unidos.

El envejecimiento natural provoca la muerte de estas células, agrega Cano, llamadas fotorreceptores, provocando que la visión central disminuya de manera progresiva.

La hipertensión y el tabaquismo son factores que acrecientan el riesgo de que la degeneración macular aparezca en cualquiera de sus dos tipos: seca o húmeda.

“En la seca, al morir las células, quedan cicatrices y la pérdida visual es más lenta; en la húmeda, las células intentan regenerarse, pero sólo logran producir vasos anormales que de pronto pueden sangrar y provocar la pérdida brusca de la visión”, indica Cano.

Detener el daño

La degeneración macular no duele y es imperceptible. Observar cuadrículas, como la formada por los azulejos de baños, y ver que las líneas se mueven o desaparecen o que la visión ha disminuido pueden ser un aviso.

“Los pacientes suelen acudir por alguno de estos dos síntomas con el oftalmólogo, quien los debe revisar dilatando la pupila para observar el fondo del ojo”, comenta Cano.

Si el especialista halla algún indicio, se realizan estudios más sofisticados para confirmar la enfermedad.

Limón recibió el diagnóstico después de que le tomaron una fotografía de la parte interna del ojo.

Me dijeron que era irreversible, pero podían detener el avance; en el ojo izquierdo tenía la forma seca, y en el derecho, la húmeda”.

La opción fue aplicarle una droga denominada antiangiogénesis, que está siendo probada para retardar o prevenir el crecimiento de los vasos sanguíneos anormales. Y funcionó, pues desapareció la niebla del ojo derecho y el otro dejó de deteriorarse.

La vista que conserva le sirve para salir a caminar cerca de casa, leer por lo menos los encabezados de los diarios y ver sus programas favoritos de televisión.

A tiempo

Si en su familia ha habido algún caso de degeneración macular, es recomendable que, a partir de los 40 años, acuda por lo menos una vez al año con el oftalmólogo, vigile de cerca su presión arterial y evite fumar.

Y haya tenido o no un familiar con este padecimiento, después de los 60 debe visitar al especialista dos veces al año. En caso de que note distorsión al observar líneas rectas, a la edad que sea, debe ir al oftalmólogo urgentemente.

“En una revisión de rutina se mide su capacidad visual y se revisa el fondo del ojo, así es que, si hay algún daño, se detecta. Cuanto antes se diagnostique, el pronóstico para el paciente es mejor”, señala Cano.

Fuente: Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valencia

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