Mente Saludable

Ciberenfermedad

CiberenfermedadAsí como algunas personas son adictas a las drogas, al juego o al tabaco, otras lo son a pasar horas conectadas a internet, una nueva modalidad de problema psicológico. ¿Es usted un adicto? Si el uso que hace de la red interfiere o tiene impacto en sus relaciones familiares, de amistad o de trabajo tiene un problema similar al que aquí se describe.

Doctor, vengo a verlo porque aunque veo que a muchísima gente y en muchas familias pasa algo similar, yo me siento muy mal.

Mi mujer se quiere divorciar y estoy muy sacado de onda, desde hace años casi he perdido interés por la intimidad con ella. Platicar me parece aburridísimo, duermo poco, muchas noches espero que todos duerman para prender la computadora y navegar. Otras veces me levanto al baño, de paso veo mi e-mail y si no tengo mensajes, me invade una sensación de vacío, y con la vista clavada en el monitor, vuelvo a checar y checar.

Un viejo amigo que anda más o menos como yo, dice entre broma y broma -aunque dicen que así la verdad se asoma-, que comprará una laptop para conectarse mientras está en el baño. El otro día, en una comida presentó a su esposa como Miss América, y uno de sus hijos dijo: “on line”; otros dijeron que era su única “proveedora de acceso a la realidad”. Después, tuve un lapsus y llamé a su mujer Eudora, como un viejo programa, mezclé los nombres de sus primas Eugenia y Dora.

Luego más bromas y cuando me presentaron a alguien y dije formalmente: “su servidor”, me dijeron que últimamente me he desconectado tanto de la gente, que ahora tenían que preguntarme si daba “servicio de banda ancha, a qué velocidad y si por tiempo ilimitado”. Como conté que iba a venir con usted me apodaron “el hombre de los ratones” y aludieron a El hombre de las ratas, un artículo sobre obsesiones que dicen escribió Freud.

Ya no tengo sueños eróticos, sólo veo grandes letras rojas que rítmicamente se repiten como una porra: “¡infernet, clic, infernet!”, veo muchos signos de html y despierto angustiado con la imagen de un larguísimo teclado saliendo de mi cabeza, envuelto en un globo como si fuera un condón.

Antes disfrutaba mucho platicar con mis amigos de autos, ahora ya casi no los veo; tampoco a mis vecinos, con quienes jugaba dominó, pero chateo con otros de programas, celulares, todo tipo de artefactos electrónicos, sus funciones, capacidades y por dentro me burlo de quienes tienen máquinas de hace seis meses y lentas.

Pienso frecuentemente con terror en que me puedo contagiar de sida o de algún nuevo virus, en darme tiempo para mejorar mi página web. Recién abrí, secretamente, un blog donde me desahogo y escribo cosas, como el que me atormentan las dudas entre si le regalo a mi mujer el vestido nuevo que quiere o compro otra computadora; porque mis hijos van mal en la escuela, ponen de pretexto las tareas, pero la verdad es que pasan horas chateando. También pienso mucho en si escalo el hardware o me deshago de lo que tengo, que si consigo otro escáner o una blackberry o bromear enviando el palmasutra.

A veces no me importa comer y desde hace mucho no me molesta tomar el café frío. A veces no voy a trabajar y le aviso a mi jefe con un mensaje por celular. Me da pena decir la verdad sobre cuántas horas estoy conectado a internet, siempre digo menos de las que son y a veces me amanezco.

Dejé de leer libros, ya ni tengo la suscripción al periódico que leía al desayunar, ni las revistas que compraba. Mi perro, la muchacha y mi mujer me ven como un extraño y yo, a veces, también. El otro día unos clientes me preguntaron mi nombre completo y dije mi dirección electrónica; me di cuenta de que hace tiempo me sale así.

Un amigo me dijo que con su psicoanalista encontró que cuando los hijos crecen ya no pelan a los papás, entonces entramos a la que llaman la crisis del nido vacío y es difícil reencontrarse con la esposa, creo que por eso anduvo ligando en la red. En el vacío, el hijo de mi amigo anda peor que yo, dicen que es retraído y que su novia es una verdadera “lata top” con conexión inalámbrica; su hermano le contó a su papá que ya no habla como antes.

Por ejemplo, no dice ir al baño, sino “download”, me recuerda a la manera de abreviar mensajes, la “wikilengua” y cuando habla de quemar, confunde, porque sospecho que fuma mota, pero dice que se refiere a copiar CDs; mis hijos dicen que casi no habla con la gente, con sus pocos cuates presume de muchas citas con chavitas, pero no dice que sólo son para chatear y que lo han visto besando en el monitor la página del Play Boy. A veces pienso que mis hijos andan por ahí o clavados horas y horas en los videojuegos, sin hablar con nadie, interactuando sólo con las máquinas.

Hace algún tiempo mi mujer me dijo, como bromeando, qué era una “ciberviuda”, que me podría localizar en You Tube y la semana pasada, después de que volví a olvidar el aniversario de mi matrimonio, su abogado, de quien ahora estoy celoso, me mandó una demanda de divorcio, ¿y sabe cómo me llegó? ¡Por e-mail!

Autoevaluación

Si contesta sí a más de cinco de las siguientes preguntas, consulte a un especialista:

1¿Se siente preocupado con internet (pensamientos acerca de la última conexión o anticipa la próxima sesión)?

2¿Siente la necesidad de incrementar la cantidad de tiempo de uso de internet, para lograr la satisfacción?

3¿Ha hecho repetidamente esfuerzos infructuosos para controlar, reducir o detener el uso de internet?

4¿Se ha sentido inquieto, malhumorado, deprimido o irritable cuando ha intentado reducir o detener el uso de internet?

5¿Se queda más tiempo conectado de lo que inicialmente había pensado?

6¿Ha perdido o puesto en peligro alguna relación significativa, trabajo, oportunidad educativa o profesional debido al uso de internet?

7¿Ha mentido a los miembros de su familia, terapeuta u otros para ocultar su grado de implicación con internet?

8¿Usa internet como un medio de evadirse de los problemas o de aliviar un estado de ánimo disfórico?

Fuente: Ramón Clériga

Shares:

Related Posts

1 Comment

  • Huan
    Huan
    26/06/2008 at 20:50

    Es de considerarse cuanto tiempo pasamos frente a una computadora, más ahora que trabajamos y nos divertimos con ellas.

    Reply

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *