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La nueva intuición

La Nueva IntuiciónSon las seis de la mañana, estamos en Cancún y, como la mamá de la película Mi Pobre Angelito, de la nada me despierto del sueño más profundo. Me incorporo con la seguridad de que Pablo, mi hijo entonces adolescente, y sus tres amigos se han escapado sin permiso. No sé cómo lo sé, pero lo sé. Bajo las escaleras y abro la puerta de su cuarto para confirmarlo. ¡Escuincles!

¿Te ha pasado que conoces a una persona, y de inmediato sabes que puedes confiar en ella, mientras que otra no te late? ¿Has entrado a una librería, cierto libro llama tu atención y, con sólo leer las primeras líneas, tu mente ya extrajo conclusiones?

A esta clase de “coincidencias” se les llama intuición.

El diccionario la define como: “Facultad de conocer, o conocimiento obtenido, sin recurrir al razonamiento“; “Percepción clara, íntima, instantánea de una idea o verdad, como si se tuviera a la vista y sin que medie razonamiento”.

Meter Senge afirma: “Los individuos dotados de elevado dominio personal no se plantean elegir entre la razón y la intuición, como tampoco se les ocurriría caminar con una sola pierna o mirar con un solo ojo”. Y por si nos quedara alguna duda, Einstein decía: “La intuición es lo único que realmente vale”.

La intuición es un atributo de los seres humanos difícil de explicar; sin embargo, se puede desarrollar. A través de ella:

– Sabemos cosas sin saber por qué las sabemos.

– Aparece cuando no aplicamos el pensamiento racional.

– Se manifiesta mediante palabras, imágenes, sentimientos o sensaciones viscerales.

– Parece ser directamente proporcional a la honradez emocional y al deseo de saber, descubrir y resolver que tengamos.

– Parece ayudar más a las personas íntegras que a las corruptas, a los generosos que a los egoístas.

– Podemos leer entre líneas y conocer los sentimientos de los demás al margen de sus palabras.

– Es una facultad genuina, y no hay que confundirla con el miedo, con deseos o con presunciones de infalibilidad; tampoco con el instinto, la adivinación, la creatividad o la inspiración, aunque pueda fundirse con ellas.

– La revelación intuitiva puede darse en cualquier momento. Hay que estar atentos a reconocerla, a escucharla.

– Está detrás de muchos logros en materia de creatividad, innovación y numerosos éxitos empresariales.

Bill Gates, por ejemplo, admite que a menudo se guía por la intuición. Otros han encontrado soluciones en sus sueños, como Elias Howe, creador de la máquina de coser. Así como ellos, todos estamos conectados a esa corriente subterránea de intuición, pero muchas veces ni cuenta nos damos.

Para desarrollar esta capacidad: – Ábrete al ambiente, déjate envolver por lo que te rodea. Siéntelo.

Ábrete a ti mismo, escucha la voz de tu conciencia. Siente tu cuerpo, tu respiración, tus sensaciones. Medita y reflexiona. No trates de entender, sólo déjate impactar.

Ábrete a los demás: déjate impactar por el otro, sé receptivo a lo que dice, a lo que hace, a cómo se mueve, a sus ojos y su boca. No trates de entender, déjate asombrar y recibe sin prejuicios.

Hazle preguntas claras a tu intuición. Cuanto más la usemos, funciona mejor.

Escribe las señales o ideas en un papel, porque es común que se esfumen.

Evalúa lo que la intuición te ofrece como solución. Ni lo rechaces ni lo admitas instantáneamente.

Y si a medianoche te despiertas inesperadamente con algo en la cabeza, es que esa “intuición” trabaja inconscientemente por ti. Hazle caso, apréciala, es esa magia de lo humano, esa sabiduría ancestral que, de alguna extraña manera, brota como manantial.

Fuente: Gaby Vargas

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