El tiempo entre un embarazo y otro no debe ser muy corto y tampoco prolongado para evitar problemas en el nacimiento, advirtió un estudio colombiano divulgado en la revista estadounidense JAMA. De acuerdo con el informe, el intervalo entre un embarazo y otro no debe ser menor a los dos años, pero tampoco demorar más de cinco.
Un equipo de expertos de la Fundación de Santa Fé de Bogotá, apoyó esas conclusiones en el análisis de 67 estudios anteriores que realizaron un seguimiento de 11 millones de embarazos en el mundo desde 1966 hasta el 2006. Factores como bajo peso, parto prematuro, fetos pequeños para el tiempo de gestación o limitaciones en el crecimiento intrauterino, muerte fetal y neonatal durante la primera semana de nacido fueron analizados por los expertos.
Este trabajo, el más amplio realizado sobre el tema, encontró que el intervalo que media entre un embarazo y otro está vinculado con dificultades en el nacimiento del bebé.
Según el doctor Agustín Conde Agudelo, autor principal del estudio, las probabilidades de presentar problemas era más alto para las mujeres que volvían a quedar grávidas dieciocho meses después de un primer embarazo. Sin embargo, el peligro disminuía entre los dieciocho y cincuenta y nueve meses, añadió el especialista, pero volvía a incrementarse de forma gradual a partir de ese tiempo.
La investigación tomó en cuenta la edad de la mamá y situación socioeconómica, que influyen en el embarazo y el parto. “Entre las mujeres de mayor edad suele haber mayores intervalos entre embarazos. Se sabe que la edad materna aumenta por sí sola los riesgos y lo mismo ocurre con el nivel socioeconómico, que se relaciona con los intervalos cortos entre embarazos”, señaló.
Fuente: JAMA
