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La intimidad y las infecciones sexuales

Como si fuera un torbellino, la presencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) en alguno de los miembros de la pareja arrastra desconfianza, problemas de comunicación, dificultad para entablar nuevamente relaciones coitales e incluso disfunciones sexuales.

Esto se debe, principalmente, al desconocimiento que existe de las ITS, que pueden adquirirse al sostener relaciones sexuales de cualquier tipo, indica Maritza Jiménez, terapeuta de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual.

“Por ejemplo, los síntomas del virus del papiloma humano (VPH) pueden tardar años en aparecer, pero, una vez que la persona los presenta, su pareja inmediatamente cree que la infección fue producto de una infidelidad, y no necesariamente es así.

“Esto tiene un gran impacto en la relación de pareja, pues hay desconfianza y problemas de comunicación”, advierte la especialista.

Comenta que, en el caso de este tipo de infección, las mujeres la llevan de perder, ya que son ellas quienes manifiestan los síntomas porque, en la mayoría de los casos, el varón sólo es portador del virus. Entonces, él cree que fue ella la infiel.

Gerardo Casanova Román, fundador de la Asociación Mexicana para el Estudio de las Infecciones de Transmisión Sexual, explica que el acto sexual se cancela, principalmente, por el enojo que se experimenta contra el compañero sexual pese a que la infección haya cedido.

Disfunciones

A quienes padecen alguna infección, asegura Casanova Román, los embarga un sentimiento de culpa que llega a impedir la búsqueda de ayuda.

Esto es problemático, alerta el infectólogo, porque, si uno de los miembros de la pareja presenta una infección, lo más seguro es que el otro también esté contagiado; además, mientras más tarden en acudir con el médico, mayores son las complicaciones. Los dos tienen que ir con el especialista.

El experto asegura que las infecciones por parásitos o bacterias son más fáciles de controlar, mientras que las causadas por virus son más difíciles.

Karla Barrios, sexóloga de Caleidoscopia, Epacio de Cultura, Terapia y Salud Sexual, advierte que, en algunos casos, estas infecciones pueden provocar disfunciones sexuales.

“Cuando se tiene miedo de transmitir una infección, la persona no tiene un desempeño adecuado; el deseo sexual se inhibe. Se pueden dejar de tener erecciones o lubricación. Es tanto el temor, que el organismo no responde como generalmente lo hacía”, precisa.

Jiménez asegura que, si las infecciones no reciben un tratamiento médico adecuado, pueden provocar disfunciones sexuales, como dispareunia (dolor durante la relación), lo que provoca insatisfacción.

Barrios comenta que tener una infección no debe implicar que una persona quede relegada de por vida a los encuentros sexuales.

“Lo importante es que se acuda con los especialistas para recibir orientación”, menciona.

Signos de alerta

Casanova Román indica que, cuando las personas presentan infecciones, tienen que posponer la vida sexual sólo por un tiempo.

“Se les pide abstinencia mientras están en tratamiento”, señala.

Algunos síntomas comunes de las infecciones de transmisión sexual son flujo vaginal amarillento, secreción en el pene, dolor durante el coito o al orinar, llagas rojas o verrugas en el área genital, infecciones inusuales y fatiga inexplicable.

Si se trata de infecciones causadas por bacterias, el tratamiento puede durar de 7 a 10 días, comenta; cuando son provocadas por virus, puede extenderse de 2 a 3 meses.

En el caso de personas infectadas con VIH, el uso del condón es muy importante para no contagiar a la pareja.

Fuente: Maritza Jiménez, Gerardo Casanova Román, Casanova Román y Karla Barrios

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