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Siente la vida

Siente la vidaAsí como existen más de 6 mil 500 millones de habitantes en el mundo, hay igual número de maneras de vivir la vida. De ahí que resulte infructuoso enredarse en análisis filosóficos sobre “el sentido de la vida”.

En lo que sí debemos invertir tiempo es en encontrar el sentido de la propia vida, sugiere el psicólogo catalán Xavier Guix.

Pero sólo vale la pena detenerse a tratar de responder esta pregunta cuando se está en medio de un problema, advierte el autor de El Sentido de la Vida o la Vida Sentida (Editorial Norma), pues el dicho “Si un problema tiene solución, no te preocupes; y si no la tiene, ¿para qué preocuparse?“, actualmente da a quien lo practica una dosis de sabiduría.

El autor explica que hay puntos básicos para que quienes ya se hicieron esa pregunta empiecen la reflexión: pensar en cómo está su capacidad de dar y sentir amor, en qué poder superior basan su fe, si pueden superar los retos que se imponen y visualizar si tienen una vocación ya desarrollada o por explotar.

“Cuando has vivido puedes discernir qué tiene sentido en la vida y qué no”. Cierto cúmulo de experiencias permite hacer la reflexión, porque cada vivencia se convierte en pieza de un gran rompecabezas.

Después de hacer un repaso sobre el estado de las cosas de la propia vida, el también especialista en comunicación y programación neurolingüística le sugiere detenerse a pensar cómo siente su vida.

“Cabe la sensación de que lo importante no es tanto encontrarle un sentido a la vida, sino la vida sentida. La vida sentida es el permiso que nos damos incondicionalmente a vivir, es la vida plena en nosotros, una vida sin miedos, que afronta lo que viene, que no se esconde, que da la cara, una vida que vale la pena ser vivida”, comenta Guix.

Ese “sentir la vida” implica ver de frente lo bueno y lo malo. “Hay que estar abierto a todo lo que sucede en la vida, nos debemos permitir vivir, a veces, alguna parte dura, porque todo ocurre a la vez, lo bueno y lo malo, lo malo y lo bueno”, dice.

Pero instalarse en el extremo de poner atención sólo en lo duro, lo pone en riesgo de padecer “victimitis”.

“A veces tenemos la tendencia a vivir mal el no ser lo suficientemente felices, lo cual es una locura, porque la condición humana nos lleva a pasar por estados diferentes”.

Dejar que suceda

Asumir reglas sociales del tipo de las que aseguran que la vida sólo tiene sentido si se poseen tales bienes puede resultar muy frustrante.

“Se ha convertido en una obligación establecerse la expectativa constante de ser felices. Debo observar las expectativas que me estoy creando. A veces son tan altas, que no nos damos cuenta que sólo estamos creando fracasos”, comenta.

La clave para no caer en el vertiginoso mundo del consumismo que promete la felicidad es no confundir el deseo con necesidad. Por ejemplo, si se necesita un carro para poder trasladarse de un sitio a otro, que no se vuelva necesidad tener el auto de la mejor marca o el más caro.

Su libro, señala Guix, quien estuvo en México para presentarlo, es “una invitación para ir hacia adentro, para fortalecer la parte interior, que es la que realmente te hace mirar la vida con otros ojos”.

Fuente: Xavier Guix

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